¡Diles Que No Me Maten!
Juan Rulfo
Referencia de Andrea Castel
Las obras de Juan Rulfo, son cortas pero tienen un gran mensaje. Muchos de éstos probablemente estén inspirados en el duro pasado que vivió cuando era joven. Sus obras reflejan principalmente, sentimientos de rencor, egoísmo, miedo e inmisericordia. Detrás de estas historias puede haber un mensaje mucho más profundo que todos tratamos de descifrar.
Juvencio era un hombre ganadero que habitaba en el pueblo de Amilia. Su ganado no tenía sustento, entonces comenzó a robarle a su compadre Lupe Terreros. Éste, al matarle un novillo, despertó la ira de Juvencio. Por consiguiente lo asesinó.
A pesar de que Juvencio había pagado una fianza para poder salir libre de la cárcel, lo siguieron buscando. Escapó al pueblo de Palo de Venado para refugiarse ahí con su esposa y su hijo Justino. Pasó más de 35 años de su vida huyendo constantemente de una muerte imaginaria, y según él dolorosa.. Lo perdió todo; su esposa, su familia. No hizo nada por recuperar a su esposa por miedo a ser encontrado.
Sus últimos años de vida estuvieron dominados por un miedo horrible a morir.
Cuando ya era muy viejo, unos policías del coronel lo encontraron. Sin piedad, lo arrestaron. Para sorpresa de Juvencio, aquel coronel era hijo del hombre que había matado. Fue sentenciado a una dolorosa muerte, sin embargo, por alguna chispa de piedad, se le emborrachó para que no sintiera los tiros.
Muchas veces errores del pasado pueden cambiar nuestro presente. Tenemos tinieblas en nuestra idas que no nos permiten avanzar. Nos hundimos en un horrible temor a morir y nos olvidamos de vivir. Juvencio, no quería que lo mataran. Él decía que tenía muchas ganas de vivir. Pero es momento de analizarlo; si tanto amara la vida no hubiera perdido a su esposa por el miedo a salir de su "escondite". Dejó de disfrutar la vida y, en lugar de vivir, solo existía. Una existencia tormentosa y sin sentido. Yo pienso que él no tenía ganas de vivir, sino miedo a morir. Miedo a lo desconocido, al dolor, a la tortura. Después de todo, ni siquiera sintió su muerte; por compasión lo emborracharon.
Muchas veces nos preocupamos por cosas que no tenemos la certeza de que vayan a ocurrir. Es momento de olvidarnos de esas cosas y dejar el pasado sombrío atrás para empezar un luminoso presente. Hay que vivir, no existir.
http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/rulfo/diles.htm
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