Edgar Allan Poe
Referencia de Andrea Castel
La muerte Roja se había apoderado de un enorme pueblo. Ésta les había traído peste, muerte, corrupción y desastre. Las calles estaban llenas de un color rojo sangre.
El príncipe de aquel Pueblo, llamado Próspero, decidió abandonar su pueblo y esconderse de aquella terrible peste. Tomó a varios de sus cortesanos y damas y construyó un enorme palacio completamente provisto y seguro.
Habían pasado los meses y la gente seguía muriendo; al príncipe esto le pasaba por alto.
Organizó una gran fiesta de máscaras en aquel palacio. Habían siete aposentos en aquella residencia y cada uno tenía una decoración muy particular, producto de la imaginación del príncipe. Solo había un detalle que no formaba parte de la decoración: las ventanas de color rojo sangre.
Cada vez que en las salas resonaba el reloj marcando el paso de una hora, la gente se hundía en una tremenda meditación y preocupación. Sin embargo luego seguían bailando y riendo. Conforme avanzaba la noche, más rojas se ponían las ventanas y más intenso el impacto del reloj.
El reloj indicó las doce de la noche. Todos los presentes en la fiesta se hundieron en un terrible temor. Una figura peculiar y tenebrosa se había aparecido. Al quererla enfrentar el príncipe, ésta lo asesinó y así lo hizo con todos los presentes en la enmascarada.
El príncipe trataba de huir de aquella peste espantosa, no importara lo que le ocurriera a su pueblo. Sin embargo hay cosas de las que no se pueden huir, que siempre van a llegar y con las que no se debe jugar...
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