martes, 5 de noviembre de 2013

No oyes ladrar a los perros
Juan Rulfo

Referencia de Andrea Castel
El autor mexicano Juan Rulfo, nacido el 17 de mayo de 1917, ha sido uno de los escritores mexicanos más reconocidos alrededor de todo el mundo. Sus conocimientos de poesía, del lenguaje español, filosofía; la manera en la que emplea las metáforas y describe el entorno de sus cuentos, han hecho que sus obras adquieran un condenso mensaje. Sus vivencias de juventud, como su orfandad de padre, reflejan el significado de sus cuentos.

Ignacio es un hombre rebelde y problemático; gracias a esto, tuvo un violento encuentro que lo dejó agonizante en medio de un paisaje baldío lejos de cualquier pueblo cercano. Su padre al encontrarlo, pidió que lo subieran a su espalda y decidió llevarlo hasta el pueblo más cercano, Tonaya. Ignacio iba hundido en una tremenda agonía. Su padre pedía que le diera señales de que el pueblo estaba cerca, pero el joven decía que no había nada; ni siquiera oía el ladrar de los perros.
Ignacio era odiado por su padre. Había sido un hijo rebelde que no merecía llevar su sangre. Su padre le refutaba que solo buscaba ayudarlo, en el nombre de su difunta esposa.
Ignacio estaba lamentado y sufría por los reclamos de su padre. Ya no pudo más y tubo que ser bajado de su espalda. El padre logro oír los ladridos de los perros.


Dos sentimientos que me inspira esta historia son: egoísmo, por parte del hijo y falta de compasión, por parte del padre. Los hijos no son un derecho son un don que la vida le ha dado a los padres. Los hijos son el espejo de los padres. En esta historia, el padre le reclama a Ignacio por aquella rabia que lo caracterizaba desde pequeño; aún así estando en momentos de agonía.
La compasión y la piedad son uno de los valores más importantes para la vida humana y más si éstas son solicitadas por una persona de tu misma sangre.

Te invito a leer esta reflexiva historia que ha sido una de las piezas literarias más importantes de este increíble autor.

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